RUBIELOS DE MORA

El pueblo cuenta con un casco urbano antiguo bien conservado.

De las siete antiguas entradas al recinto amurallado, tan sólo se conservan dos: el portal de San Antonio y el del Carmen (antiguo de Santa María), el ayuntamiento renacentista del S. XVI, varias ermitas (como las de San Jorge, Santa Ana o Santa Isabel) y casas de la nobleza como la de los condes de Florida, Condes de Creixell etc.

Destacan, peculiarmente, los dinteles de las puertas de muchas casas, que todavía conservan de la edad medieval tallados en la piedra símbolos u objetos que se referían a la profesión de la persona que la habitaba o símbolos cuyo significado no ha sido confirmado y que se piensa podían pertenecer a antiguas sociedades secretas del medievo (destaca una Tau templaria).

Como anécdota, y debido a la realización en forja de las farolas del pueblo, se dice que no existen dos iguales, ya que en ellas se representan diversos objetos o animales. La importancia arqueológica de esta región ha dado lugar a la apertura hace pocos años de un centro de Dinópolis junto al pueblo donde se hayan numerosos fósiles encontrados por la zona (conocida como Región Ambarina, nombre del centro de Dinópolis en Rubielos de Mora).

Junto con la vecina Mora de Rubielos constituye un importante atractivo para el turismo de la región. Además de por su atractivo histórico-cultural, también hay que destacar el ‘toro embolao’» y el toro de soga en las fiestas de Rubielos.

El primero suele hacerse todos los fines de semana de Verano, por la noche, y lleva un yuguete (que se coloca previo al comienzo del toro, en la Plaza de la Iglesia o la Plaza de Los Leones, en un pilón) con dos bolas con cáñamo que llevan fuego, sobre el lomo se extiende barro para que el animal no sufra quemaduras.

El toro de soga (o toro ensogado) tiene más amplio recorrido que el embolado y va atado por una soga y los mozos son los encargados de llevar al toro por las calles del pueblo.